domingo, 13 de julio de 2008

Un recuerdo para un gran compañero

En abril de 1990, mientras se reponía en Estados Unidos, ante su pedido de información, los médicos le dijeron: “Tenemos que decirle que su cáncer es definitivamente terminal. Sólo se puede salvar si seccionamos de la cintura para abajo” Germán le respondió: “No doctor, vivir a cualquier precio no. Yo quiero vivir entero me entiende, entero de alma, de la cabeza, de cuerpo entero, aunque me arrastre en una silla. Y si no hay solución, le agradezco lo mismo. Yo lo pensé antes de venir aquí doctor, si el cáncer me tiene que matar que me mate, pero yo no haré nada para darle el gusto de morirme en vida”. En medio de dolores terribles, siguió luchando. De sus proyectos en diputados resalta la ley que establecía las paritarias para los empleados estatales conocida como ley Abdala, el proyecto de penalización severa de hechos de corrupción, el pedido de suspensión de la privatización de Aerolíneas Argentinas entre otros.

Volvió por última vez al Congreso en su silla de ruedas para oponerse a la privatización de las jubilaciones y para apoyar a Pino Solanas a senador nacional por la Capital. De la misma forma asistió al Plenario Fundacional de La Central de Trabajadores Argentinos. Abandonó tres días antes la internación en Estados Unidos y el tratamiento para estar presente. Mientras se fundía en un fraternal abrazo con Víctor De Gennaro le dijo “Quiero vivir Víctor, quiero vivir, por eso déjame estar ese día con ustedes ”Jorge Giles el autor del enternecedor libro “ Los caminos de Germán Abdala” describe la escena con esta frase : “ Mi corazón pidió permiso y se fue a llorar por los rincones “ En uso del micrófono su voz debilitada recobró la resonancia “ El cáncer no me va a matar, lo único que me puede matar es la tristeza” Y acota Jorge Giles “ Y ese día no había tristezas en sus ojos porque las utopías no son tristes, las utopías encienden pequeñas fogatas dentro de cada uno, luces que nos reconcilian con la vida y que le ponen al futuro cara de milagro compartido. En su profunda mirada, la última a todos juntos, se acunaba la utopía como una botella en el mar”.Un día como hoy moría Germán Abdala.

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