jueves, 20 de octubre de 2011

Transición Ordenada??

Frente a la ofensiva para desplazar a Hugo Moyano de la CGT, recordé algunas cosas escritas hace algunos años que me parecen oportunas recordar en esta coyuntura que estamos viviendo.

En los años setenta cantaba/cantábamos “se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical”, y entonces me dije/nos dijimos, tenemos que dedicarnos a construir un sindicalismo que “represente realmente” a los trabajadores, porque todos somos trabajadores, y estos tipos que criticamos ni son trabajadores ni representan a nadie, sólo les interesan su enriquecimiento personal, su figuración. No dudan en utilizar cualquier medio para conseguir sus fines inconfesables. Pero no pudimos. Y luego vino la dictadura genocida, y la primavera alfonsinista, y el desastre menemista, y la Alianza disgregadora y... hoy.

¿Y qué pasó con esa burocracia, esa forma de hacer política? Esa burocracia se fue mimetizando, se fue transformando, empezó a utilizar guante blanco, se transformó en “burocracia combativa” según la ocasión. Se acomodó a las políticas de ajuste y del discurso único privatizador y tupacamarizador del Estado, sustentó la flexibilización laboral, bancó la privatización de las jubilaciones a través de las afjp y renegó del discurso simbólico y de las realizaciones del peronismo, bancando la resignación del encuentro con el asesino Rojas y el indulto a los genocidas de la dictadura sangrienta. En ese marco de entrega del patrimonio real y simbólico, de menosprecio por la sangre derramada por los mártires de la lucha popular, se transformó en gerente del ajuste y resignificó del modo más perverso la historia del peronismo, apropiándose de las consignas para difundirlas por celulares y solicitadas, acordándose de Perón y Evita sólo para mostrarlos como iconos vacíos de contenido popular. Con el verso de la caída del Muro de Berlín y la necesidad de actualización comenzaron a comprar campos y caballos de carrera, pareciéndose cada vez más a la oligarquía que tanto detestaba Evita.

Esa burocracia sindical, travestida en fervorosa kirchnerista después del 25 de Mayo y ahora fundamentalista del “cristinismo”, aspira suplantar a Hugo Moyano al frente de la CGT, ya conocemos sus nombres, no necesitamos nombrarlos. Como canta Serrat:

Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.

Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

No puede ser secretario general de la CGT uno de esos tipos.

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