miércoles, 29 de mayo de 2013

el partido socialista


Apenas unos días después del golpe de 1955, el Partido Socialista emitió una declaración en donde expresaba que “los socialistas argentinos saludan emocionados el gran esfuerzo de liberación de la tiranía que acaba de realizar el pueblo argentino con la ayuda principal y decisiva de la aviación, de la escuadra y del ejército, y confía en que la magna tarea de reordenamiento que espera al gobierno militar, será conducida hasta el fin con la misma decisión, cordura y patriotismo con que ha sido llevada hasta aquí.  “Anuario del Instituto de Historia Argentina Nº 7, 2008”
El partido socialista históricamente fue un partido que estuvo a favor de las elites minoritarias,  apoyó  a las oligarquías, siempre en contra de lo que podemos llamar lo popular. En 1946 fue parte de la unión democrática junto a la burguesía y el embajador de los estados unidos.
Como vemos en la cita su posición en el 55 es  gorila en extremo, la mayoría de sus dirigentes participó  del gobierno de la fusiladora. Este entusiasmo que se manifiesta, fue acompañado por la colaboración efectiva de varios de sus más destacados dirigentes con el gobierno fusilador. Tal fue el caso de Alfredo Palacios,  (primer diputado socialista de america) designado embajador en la República Oriental del Uruguay, de Américo Ghioldi, Alicia Moreau de Justo, Nicolás Repetto y Ramón Muñiz, integrantes de la Junta Consultiva Nacional –un organismo político asesor integrado por Isaac F. Rojas-, y de José L. Romero, nombrado interventor de la Universidad de Buenos Aires. Norteamerico Ghioldi destacado dirigente del partido, llamado asi por don Arturo Jauretche por su obsecuencia con los yanquis; justifico los fusilamientos de 1956 en el periódico partidario “La vanguardia” dejando para la posteridad esa frase lamentable y repugnante “se acabó la leche de la clemencia”.

Hubo sin embargo en el único partido socialista que no fue antiimperialista ni popular, algunos dirigentes que pasaron por sus filas que lo superaron ampliamente como Manuel Ugarte, Alfredo Bravo, Guillermo Esteve Boero, Norberto Laporta, Jorge Rivas.

sábado, 25 de mayo de 2013

Imberbes



El  25 de mayo de 1973 éramos jóvenes, muy jóvenes, imberbes, adolescentes en crecimiento.  Eso no impidió que estuviéramos militando en la JP. Sí la JP, así se decía, y todos sabían que era la JP. La única, como Evita, no rompan más las bolas.
Estuvimos en esa plaza de mayo colmada como tribunas, creo que era la primera vez que íbamos allí a festejar, a recordar a nuestros padres. Multitudes nunca más vistas coreando: “se van, se van y nunca volverán”.
La presencia de Osvaldo Dorticos, presidente de Cuba y de Salvador Allende, de Chile hicieron tronar a las masas: “Chile, Cuba el pueblo te saluda”. Y nosotros nos sentíamos cerca de la revolución, como mas tarde cantaría Charlie Garcia.
Y nos sentíamos cerca porque  estábamos siendo protagonistas de la historia, y tomamos conciencia  de ser sujetos de esa cotidianidad, ya  no serian nunca más los próceres,  solo ellos los actores  del cambio.  Como habíamos aprendido recientemente con la revolución cubana, el Che en Bolivia, Vietnam, Argelia, el Cordobazo, aramburu, el luche y vuelve, los héroes de trelew,  el regreso de Peron, y Gaspar Campos y el general y su gorrita y la bandera paraguaya y la juventud maravillosa, la casa rosada  cambió de dirección está en vicente lopez por orden de perón, duérmase general, la JP lo va a cuidar.
Eramos imberbes y jóvenes pero ya hojeábamos a Fanon y su Los condenados de la tierra, a Guevara y su Diario, a Jauretche y El medio pelo en la sociedad argentina, a Sabato en Sobre héroes y tumbas y a Garcia Marquez en Cien años de soledad, junto a Cortazar, Quiroga.
Ese día en la plaza nos sentíamos verdaderamente cerca de la revolución, las multitudes se desparramaban desde el congreso a la plaza de mayo, los milicos yéndose con la cabeza gacha, la JP con sus brazaletes negros y rojos y sus estandartes haciéndose cargo de la seguridad de la plaza, ya sin policías. Y el“turco” Abu Arab de la “agrupación Evita”, llevando del brazo, amigablemente, a un policía federal, que iba con su gorra en la mano. La JP haciéndose cargo de la seguridad del acto, me parece un símbolo importante de esa plaza, de ese gobierno, de ese momento histórico.
Por esas cosas de la historia, de la vida, de la militancia, el 25 de Mayo de 2003 lo encontré al turco  Abu Arab en la Plaza de Mayo, el día en que asumió Nestor Kirchner, después  de su monumental discurso en el congreso, nos abrazamos con alegría y el me dijo: .-La pucha!! Era verdad, eso había ocurrido, yo ya estaba creyendo que era un sueño.




sábado, 11 de mayo de 2013

Mugica

El 11 de mayo, sábado, de 1974, a las 8 y cuarto de la noche cuando Mugica se disponía a subirse a su Renault 4‑L en la calle Zelada 4771 de Mataderos, donde había celebrado misa, fue tiroteado por un individuo con bigotes achinados, que sebajó de un coche estacionado muy cerca. Este personaje sería Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la Triple A, luego jefe de custodia de Manuel Fraga Iribarne, en España. Cinco disparos, de ametralladora «Ingram M-10», le afectaron el abdomen y el pulmón. El tiro de gracia lo recibió en la espalda. El padre Vernazza, que salió de la iglesia al oír los disparos, corrió a darle la unción, y lo llevaron en un viejo Citroën; Mugica alcanzó a sonreírle y guiñarle el ojo a Vernazza. El cura villero como lo llamaban los medios, se hace conocido por su trabajo en la villa 31 y sus citas permanentes a Jesús, Perón, Evita, Mao y el Che. Su pertenencia al MSTM Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo y al movimiento Peronista lo enfrenta con la jerarquia y orden social dominante.

martes, 7 de mayo de 2013

Descamise Compañera Evita


Impresionante poema de Juan Sasturain (maestro)

Había una vez un verbo
un verbo sin decir/ sin gritar/ un verbo
calladito y sin balcón 
un verbito nomás
un verbo más o menos
sin jugar ni conjugar
sin tiempo ni modo
ni voz / ni vos
ni yo tampoco
teníamos el verbo:
HABIA UN SILENCIO ASI.

Pero el verbo se hizo carne
y habitó (evitó) entre nosotros
EVITA (dijo el verbo)
Evita tú / evite él /
evitemos nosotros
evitamos –dijo el mosquito–
y la historia araba, evitaba
para él y con nosotros
arrastrados por ella.
Ella, Evita (de evitar)
arrastró por todos
se arrastró (para los arrastradores)
le enrostraron arrastrada
y era verdad (oh mentirosos)
que los llevaba a la rastra
de la nariz / de los huevos
los llevaba la hembra
con el olor de la historia
entre las piernas /
entre las manos /
entre las masas y hacía la calle
(y el amor) con el pueblo
a los gritos, oh escandalosa.

EVITA (le decían) evita
hacer olas, y Evita no evitaba;
oleaba, olía, el celo de la gente
la arrastraba.
El arrastre de Evita: oh señora,
arrastra pro nobis.

Dicen mis amigos / que mi vino es triste
pero ella vino (de venir) verbalizó:
Evita tú –me dijo– el vino entristecido
Evita (de evitar)
las noches largas
las amargas rachas
las tantas Nachas
dijo Evita y vino (de venir)
conjugó el verbo
invitó el vino (de beber) bebió /
bendijo / el agua de las fuentes
las patas de las fuentes
las manos de los fuegos y
metió/ las manos en el agua
el agua en el fuego
el huevo en el agua
(ponía huevos Evita) y
con éste le puso sal / con éste
le puso amor y con éste sí
con éste (les dijo) no
a los Pícaros / no a los Gorditos
Evitó que los Pícaros Gorditos
se
lo
comieran
Todo.
Después tendió
la mesa en la plaza dio de comer (no a las palomas)
dio de creer en el plato (no a los creyentes)
en la plaza.
Y un día dijo (Evita dijo): eviten
sacar las pieles del plato pero
–sobre todo–
NO SAQUEN NUNCA
LAS PATAS DE LAS FUENTES
(Hay que volver a las fuentes, revisó
el re-visionista que re-veía).

Dijo y decía mi madre: Evita (de evitar)
las malas (cuídate Juanito de)
las malas compañías
–carteles grandes / grandes compañías–
dicen: EVITA elegir / elige EVITAR, dicen
evita / las salidas de la fábrica
las camisas salidas
los descamisados
Evita / los descamisados (y no sólo):
no te descamises
no te descarriles
no te amontones
Evita (de evitar) los amontonados:
te tocan (de tocar) o te toca (de morir)
como le tocó a aquél o al otro
por amontonado. Evita, evita entonces.

Si evitas –digo, decían–
si EVITA fuera o sería
si viviera sería
pero
eso
es
“lo que hubo de haber habido”/
como decía El Que Te Dije / porque ya
NO ES
(de to be: ser o estar)
porque el verbo se hizo cáncer
(la carne dejó al verbo sin sujeto /
sin sujetar / se soltó sola)
y deshabitó entre nosotros:
Y HUBO UN SILENCIO ASI
Pero EVITA –decíamos– evita los temores
los tumores
la mala sangre
la mala leche de los años en tres
la coartada de volver, de ser millones de montones.
No te vayas no, carajo:
aparta de mí esa hora / las veinte y veinticinco /
no entres / no salgas a la Inmortalidad / evita
EVITA las Inmortalidades, evita/
Lo inevitable.

Y colorín (evita –dijo– la moraleja)
colorado (evita la queja, la moda vieja)
este cuento se ha /
No acabes, compañera: Evita, no te
entregues, no te vayas
aguanta todavía otro día peronista
no te calles compañera
porque hubo / había una / dos veces
un verbo bien dicho y conjugado.
Conjugue, compañera
descamise/
renuncie, funde/
dignifique, compañera
Evite el silencio: preséntese
preséntese que
se siente
se siente todavía
bajito se siente
se siente.



* Este texto, publicado originalmente en la revista Aportes en 1986 en un homenaje a Eva Perón, pertenece a un libro inédito –Carta al Sargento Kirk y otros poemas de ocasión (1976-1989)– que reúne poemas más o menos políticos más o menos sentimentales marcados por aquellas coyunturas. Más aún: lastimados, con dolor de coyunturas casi. El que suscribe atravesaba, por entonces, la última etapa de su adhesión peronista. El indulto de Menem a los militares asesinos le daría el definitivo empujón a la intemperie política, al nunca más. Pero lo escrito, escrito está; aunque el que firme esta nota al pie no sea ya –para bien o para mal– el que escribió aquellos versos fervorosos de rabia, de pena y de desesperada esperanza. J.S.