El 25 de mayo de 1973
éramos jóvenes, muy jóvenes, imberbes, adolescentes en crecimiento. Eso no impidió que estuviéramos militando en
la JP. Sí la JP, así se decía, y todos sabían que era la JP. La única, como
Evita, no rompan más las bolas.
Estuvimos en esa plaza de mayo colmada como tribunas, creo
que era la primera vez que íbamos allí a festejar, a recordar a nuestros
padres. Multitudes nunca más vistas coreando: “se van, se van y nunca
volverán”.
La presencia de Osvaldo Dorticos, presidente de Cuba y de
Salvador Allende, de Chile hicieron tronar a las masas: “Chile, Cuba el pueblo
te saluda”. Y nosotros nos sentíamos cerca de la revolución, como mas tarde
cantaría Charlie Garcia.
Y nos sentíamos cerca porque estábamos siendo protagonistas de la historia,
y tomamos conciencia de ser sujetos de
esa cotidianidad, ya no serian nunca más
los próceres, solo ellos los
actores del cambio. Como habíamos aprendido recientemente con la
revolución cubana, el Che en Bolivia, Vietnam, Argelia, el Cordobazo, aramburu,
el luche y vuelve, los héroes de trelew,
el regreso de Peron, y Gaspar Campos y el general y su gorrita y la
bandera paraguaya y la juventud maravillosa, la casa rosada cambió de
dirección está en vicente lopez por orden de perón, duérmase general, la
JP lo va a cuidar.
Eramos imberbes y jóvenes pero ya hojeábamos a Fanon y su Los condenados de la tierra, a Guevara y su
Diario, a Jauretche y El medio pelo
en la sociedad argentina, a Sabato en Sobre
héroes y tumbas y a Garcia Marquez en Cien años de soledad, junto a Cortazar, Quiroga.
Ese día en la plaza nos sentíamos verdaderamente cerca de la
revolución, las multitudes se desparramaban desde el congreso a la plaza de
mayo, los milicos yéndose con la cabeza gacha, la JP con sus brazaletes negros
y rojos y sus estandartes haciéndose cargo de la seguridad de la plaza, ya sin
policías. Y el“turco” Abu Arab de la “agrupación Evita”, llevando del brazo,
amigablemente, a un policía federal, que iba con su gorra en la mano. La JP
haciéndose cargo de la seguridad del acto, me parece un símbolo importante de
esa plaza, de ese gobierno, de ese momento histórico.
Por esas cosas de la historia, de la vida, de la
militancia, el 25 de Mayo de 2003 lo encontré al turco Abu Arab en la Plaza de Mayo, el día en que
asumió Nestor Kirchner, después de su
monumental discurso en el congreso, nos abrazamos con alegría y el me dijo:
.-La pucha!! Era verdad, eso había ocurrido, yo ya estaba creyendo que era un
sueño.
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