miércoles, 25 de mayo de 2016

Creía que era un sueño


Como protagonistas de la historia seleccionamos los 25 de Mayo que más nos emocionaron. Tenemos  en la memoria los actos de la escuela primaria y secundaria, que nos fueron incorporando en la historia de nuestra patria,  esa que se construye día a día y que conocemos y queremos,  que es el lugar donde nacimos, nuestro barrio primero y todo el país después, aunque no  lo hayamos visitado.
Yo recuerdo, y mantengo vivos en mi memoria (que se reconstruye y recrea) dos 25 de Mayo; el de 1973 y el de 2003.
El 25 de mayo de 1973 asume la presidencia el Tío Cámpora, luego del triunfo del  11 de marzo; una multitud impresionante se hace presente en la zona centríca de la ciudad de buenos aires, desde el congreso hasta la plaza de mayo, como escribió Mario benedetti :
el pueblo andrajoso y bienaventurado regresa con su olor que acalambra al barrio norte con su miseria que asusta a los miserables con su hambre que aterra a los dietistas del imperio….
Ese día, aparte de numerosas cuestiones importantes, la JP se hace cargo de la seguridad del acto en plaza de mayo. Y el “turco abu arab, de la “agrupación Evita” aparece entre la multitud, llevando a un policía federal del brazo, con su gorra entre las manos, ante el griterío de la multitud.
El 25 de mayo de 2003, Nestor Kirchner asume su cargo en el congreso nacional y brinda un discurso impensado para un  presidente: "Formo parte de una generación diezmada. Castigada con dolorosas ausencias. Me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a los que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada". "Con mis verdades relativas -en las que creo profundamente- pero que sé, se deben integrar con las de ustedes para producir frutos genuinos, espero la ayuda de vuestro aporte. No he pedidoni solicitaré cheques en blanco". Vengo en cambio a proponerles un sueño”
 Apenas terminó el discurso salimos a la plaza de mayo, que otra vez convocó una multitud.  Caminando entre los canteros de la plaza, esperando que salieran al balcón, nos encontramos con el “Turco”, un poco más viejo, con canas. 
–que haces compañero!!! , 
-te acordás hermano?  
Y recordé el 25 del 73
 Nos abrazamos con alegría y el me dijo: "la pucha!! era verdad, eso había ocurrido,  yo estaba creyendo que era un sueño."

sábado, 7 de mayo de 2016

Descamise compañera..


Evita, de evitar
Había una vez un verbo
un verbo sin decir/ sin gritar/ un verbo
calladito y sin balcón 
un verbito nomás
un verbo más o menos
sin jugar ni conjugar
sin tiempo ni modo
ni voz / ni vos
ni yo tampoco
teníamos el verbo:
HABIA UN SILENCIO ASI.

Pero el verbo se hizo carne
y habitó (evitó) entre nosotros
EVITA (dijo el verbo)
Evita tú / evite él /
evitemos nosotros
evitamos –dijo el mosquito–
y la historia araba, evitaba
para él y con nosotros
arrastrados por ella.
Ella, Evita (de evitar)
arrastró por todos
se arrastró (para los arrastradores)
le enrostraron arrastrada
y era verdad (oh mentirosos)
que los llevaba a la rastra
de la nariz / de los huevos
los llevaba la hembra
con el olor de la historia
entre las piernas /
entre las manos /
entre las masas y hacía la calle
(y el amor) con el pueblo
a los gritos, oh escandalosa.

EVITA (le decían) evita
hacer olas, y Evita no evitaba;
oleaba, olía, el celo de la gente
la arrastraba.
El arrastre de Evita: oh señora,
arrastra pro nobis.

Dicen mis amigos / que mi vino es triste
pero ella vino (de venir) verbalizó:
Evita tú –me dijo– el vino entristecido
Evita (de evitar)
las noches largas
las amargas rachas
las tantas Nachas
dijo Evita y vino (de venir)
conjugó el verbo
invitó el vino (de beber) bebió /
bendijo / el agua de las fuentes
las patas de las fuentes
las manos de los fuegos y
metió/ las manos en el agua
el agua en el fuego
el huevo en el agua
(ponía huevos Evita) y
con éste le puso sal / con éste
le puso amor y con éste sí
con éste (les dijo) no
a los Pícaros / no a los Gorditos
Evitó que los Pícaros Gorditos
se
lo
comieran
Todo.
Después tendió
la mesa en la plaza dio de comer (no a las palomas)
dio de creer en el plato (no a los creyentes)
en la plaza.
Y un día dijo (Evita dijo): eviten
sacar las pieles del plato pero
–sobre todo–
NO SAQUEN NUNCA
LAS PATAS DE LAS FUENTES
(Hay que volver a las fuentes, revisó
el re-visionista que re-veía).

Dijo y decía mi madre: Evita (de evitar)
las malas (cuídate Juanito de)
las malas compañías
–carteles grandes / grandes compañías–
dicen: EVITA elegir / elige EVITAR, dicen
evita / las salidas de la fábrica
las camisas salidas
los descamisados
Evita / los descamisados (y no sólo):
no te descamises
no te descarriles
no te amontones
Evita (de evitar) los amontonados:
te tocan (de tocar) o te toca (de morir)
como le tocó a aquél o al otro
por amontonado. Evita, evita entonces.

Si evitas –digo, decían–
si EVITA fuera o sería
si viviera sería
pero
eso
es
“lo que hubo de haber habido”/
como decía El Que Te Dije / porque ya
NO ES
(de to be: ser o estar)
porque el verbo se hizo cáncer
(la carne dejó al verbo sin sujeto /
sin sujetar / se soltó sola)
y deshabitó entre nosotros:
Y HUBO UN SILENCIO ASI
Pero EVITA –decíamos– evita los temores
los tumores
la mala sangre
la mala leche de los años en tres
la coartada de volver, de ser millones de montones.
No te vayas no, carajo:
aparta de mí esa hora / las veinte y veinticinco /
no entres / no salgas a la Inmortalidad / evita
EVITA las Inmortalidades, evita/
Lo inevitable.

Y colorín (evita –dijo– la moraleja)
colorado (evita la queja, la moda vieja)
este cuento se ha /
No acabes, compañera: Evita, no te
entregues, no te vayas
aguanta todavía otro día peronista
no te calles compañera
porque hubo / había una / dos veces
un verbo bien dicho y conjugado.
Conjugue, compañera
descamise/
renuncie, funde/
dignifique, compañera
Evite el silencio: preséntese
preséntese que
se siente
se siente todavía
bajito se siente
se siente.


Juan Sasturain
* Este texto, publicado originalmente en la revista Aportes en 1986 en un homenaje a Eva Perón, pertenece a un libro inédito –Carta al Sargento Kirk y otros poemas de ocasión (1976-1989)– que reúne poemas más o menos políticos más o menos sentimentales marcados por aquellas coyunturas. Más aún: lastimados, con dolor de coyunturas casi. El que suscribe atravesaba, por entonces, la última etapa de su adhesión peronista. El indulto de Menem a los militares asesinos le daría el definitivo empujón a la intemperie política, al nunca más. Pero lo escrito, escrito está; aunque el que firme esta nota al pie no sea ya –para bien o para mal– el que escribió aquellos versos fervorosos de rabia, de pena y de desesperada esperanza. J.S.